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sábado, 17 de setembro de 2011

Hay emociones que pueden matar y otras que te sanan

Entrevista:




Stella Maris Maruso



Tengo 55 años. Nací en Buenos Aires, donde vivo. Educo a personas que atraviesan crisis severas. Estoy casada y he criado cuatro hijos. ¿Política? Ayudar a los demás a vivir hasta el último instante. ¿Dios? No soy religiosa, soy espiritual: experimentar la trascendencia me sana.



¿Cuántos pacientes? Casi 30.000 en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, cánceres...


¿Cómo los ayuda? No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir. De morir bien.


¿Qué es morir bien? Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es más tiempo, sino sentirte alegre por estar aquí y ahora.


¿Acaso no vivían antes de enfermarse? ¡Muchos agradecen que su cáncer les haya enseñado a ser felices, a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.


Mejor que no llegue. ¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. ¡Y esto hay que saberlo! Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida, y a fortalecernos en cada contrariedad.


No nos lo enseñan, es verdad. Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Eso es malvivir. ¡La mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, ¡pero no tu vida!


¿Por qué no? La mente va de excitación en excitación, te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos "síndrome de déficit de deleite": ¡no sabemos gozar de lo que nos da la vida! Yo lo procuro. Un 10% es lo que te pasa y un 90% es lo que haces con lo que te pasa. Cuestión de actitud. ¿Cuál es la mejor?Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.


¿Sea lo que sea? Sí. Los psiquiatras detectan que hoy padecemos de neurosis noógena: falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia.


Pues sí que andamos mal. Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas, euforizantes... ¡Puedes aprender a sanarte!


¿Y prescindir de la medicina? Hablo de la tercera revolución de la medicina: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psiconeuroendocrinoinmunología.


A ver si me cabe la palabra en una línea.Es la disciplina que integra psiquismo y biología, tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonson, Robert Ader, Stanley Krippner...


¿Qué postulan? La interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: ¡las emociones modifican tu capacidad inmunológica!


¿O sea que una emoción puede enfermarme?La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, el remordimiento, la rabia... ¡Cada una tiene su bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.


¿De un día para otro? La salud no es un estado: es un proceso, y muy dinámico. ¡Por tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones!


¿Las trabaja usted con sus pacientes? Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas, y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras.


Creer que puedes curarte... ¿puede curarte? Hay un viejo experimento famoso: a cuarenta mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo suministró quimioterapia a veinte mujeres y dejó que las otra veinte creyesen recibirla...


Y no me diga que... Sí, sí: el 60% de las segundas quedaron tan calvas como las tratadas con quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? ¡Sus propias creencias!


Inducidas por el médico. Lo que demuestra el enorme poder del médico. ¡El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente! Un hijo mío es médico: a él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico.


Pues hay diagnósticos que desahucian.Son condenas: matan más que el tumor. Acepta el diagnóstico que sea, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! Jamás: si abandonas la esperanza de mejorar, de luchar por tu propia salud..., activas el suicidio endógeno.


Pero sembrar falsas esperanzas... ¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición... y al año no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.


¿Qué dijo su médico? "Milagro", dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro: la remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud, la vida.


¿Cómo han dado ese abrazo? Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando el círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vida que nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a sentir: a reír, a llorar... Se han permitido asombrarse y han experimentado estados de trascendencia.


¿Qué entiende por trascendencia? Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica: estás sano, ¡vives! Por el tiempo que sea, estás vivo.



El cáncer de su padre le enseñó cómo ayudar a miles de pacientes desde su Fundación Salud (www.fundacionsalud.org.ar), en Argentina, avalada por científicos de primera fila que la invitan a la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard a participar en seminarios de curación espiritual (sic): por aquí aún no nos suena, pero ella me asegura que será el nuevo paradigma médico, en el que el paciente dejará de ser visto como una máquina estropeada que tenga que ser reparada o desahuciada. Esta señora entusiasta me enseña quetodo lo que como, pienso y siento va tejiendo mi salud, y que puedo aprender a tejer.


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....tentando elaborar a morte....


Aceitar a morte significa já ter aceitado a vida, pelo que eu entendo.... então aceito a morte. Isso não quer dizer que está tudo OK e ficamos OK quando alguém se vai... isso quer dizer que se estamos vivos já está ótimo! Gostar da vida não significa gostar da morte. Sem escorregar para o vazio das sensações, arrisco a dizer que "gostar ou não gostar" não parecem ser expressões que dão conta destas questões. Que bom que veio este texto... há algum tempo já enxergava as coisas por este ângulo e não dou mais crédito à medicina estritamente cartesiana ou à cura por forças inteligentes externas.... por isso que bato nesta tecla constantemente: precisamos mudar de vocabulário para suportar o fim da vida de maneira serena e estar em paz até o final. Por isso reclamo sem parar da situação doente, cruel e perigosa configurada em nossa época, como este vocabulário "religioso" totalmente atravessado no meio de nossas novas descobertas humanas. As antigas religiões cristã, muçulmana, judaica não dão mais conta do vocabulário de 2011. Hoje esta visão espiritual das coisas soa no mínimo mentirosa, pra não dizer criminosa, por forçarem um conforto espiritual ao doente, ao moribundo, ao magoado e ao que sofre, por caminhos que em todos os níveis do pensamento vão se deformar facilmente num labirinto em linha reta (Deleuze), na orgulhosa, solitária, individual e dolorosa, uma câmara escura e sem janelas chamada esquizofrenia da razão.

Não vamos ressucitar em outro plano, nem nunca ninguém conseguiu isto; nossa complexidade de ser vida não é compatível com tal façanha fantasiosa... Basta um olhar sensível ao redor! Espíritos falantes e pensantes não existem, nem tronos celestes, nem culpas, nem pecados, nem serpentes do mal... Vamos aceitar a maturidade intelectual e parar de pensar como uma espécie perdida, não sejamos mais uma espécie semi-acordada enquanto temos a chance de espelhar o universo itself. Já andamos muito para ficar remoendo isso. Devo lembrar que nossa espécie também é finita? Até quando ou até onde vamos levar este fardo? Acredito que a religião antiga vai sim atrapalhar, deixar o doente confuso, carregado de palavras vazias, cada vez mais distante do conforto do sol, da lua, da montanha, da floresta, do mar e das pessoas em volta, mais distante da vida real, da dor e da maravilha rara de poder ter nascido.

Falando em médicos, que bom que eles também têm seus momentos extremos, onde finalmente os convênios farmacêuticos são desautorizados, onde seus amados precisam se despedir e assim alguns entendem que verdade não existe, e que os procedimentos técnicos médicos também são resultados da crista da onda filosófica que se forma nesta ou naquela época. Alguns poucos entendem isso e vão enfim tratar de seus pacientes, cuidar deles até o fim. Se for o caso, até na auto-determinação de um paciente que não suporta mais a própria existência e quer morrer. http://www.baixarfilmesdublado.com/voce-nao-conhece-o-jack-legendado/ (Aí esta uma ótima história para se debater em cursos de filosofia do ensino médio ou quem sabe, se tiverem culhões, numa catequese! hehe)

Algumas pessoas insistem no ano 1000 da era comum, outros insistem no zeitgeist do século 19.... eu insisto na liberdade para chegar onde cada época nos permite chegar e não ficar furunfando em chagas antigas com fedor sulfuroso de éfezesios. Eu aceito a infinitude da vida e quero vivê-la até não poder mais, mas para ser coerente, também devo aceitar a morte. A morte precisa sair de um lugar mágico e misterioso. A morte não pode mais ser um mistério apavorante.

Já notamos que nos transformamos com a morte. E se pensarmos pelo seguinte raciocínio? "- Depois da morte, nossas partículas e nossa existência, por mais curta ou longa que tenha sido, enriqueceram o cosmoscaosmico e agora são partes constituintes do caudaloso infinito temporal..." E que outros continuem vivendo e morrendo. Vão continuar depois que nós formos, vão continuar outros humanos até que nem humanos mais existam, então vão continuar outros seres e coisas que jamais poderemos conceber. Não podemos conceber pois o que temos de real é nossa própria vida, nossa espécie, nosso tempo, nossa percepção, nosso entendimento acumulado e nossa morte... Para além disso, a compreensão nos escapa. Pelo menos é assim que minha idiossincrática percepção e cognição consegue elaborar neste momento. Estou aberto à Vida e à Morte e ao diálogo sobre isto, sobre Ela. E continuo pensando no assunto, até morrer... Mas este sou eu com meu infinito... yo no creo en brujas!

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leandro gaertner
Curitiba, 17 de setembro de 2011




PS: agradeço a indicação desta entrevista à Celine Gaertner, também presente em vários comentários deste blog sob o codinome "anônimo", ou então, "mami" ;-)

segunda-feira, 29 de agosto de 2011

ALERTA!!!! NÃO DIVULGUEM O ufc!!!!

Três meses sem internet em casa e quando abro o facebook me impressiona o fato de ler vários amigos elogiando, esperando pela hora do "ufc"... uns dias antes no hotel, por ironia da situação “Hotel Pax”, não de Roma mas de Ponta Grossa, na hora do programinha de variedades da Ana Maria Braga que me chega na hora do café, me chega a história de um “ex”, ex-bandido, ex-cocainômano, ex-maconheiro, ex-marginal, e que agora é “atleta” do “esporte” do tipo luta vale-tudo...

Então, meu coração acelerou quando vi queridíssimos amigos, com os quais já tive o prazer de dividir saberes musicais e da vida elogiando e divulgando um “esporte” chamado "ultimate fight championship". Um outro amigo, já aqui na Casa das Gripas, também veio com essa de “esporte”. Até o presidente da "associação/confederação brasileira de boxe" está injuriado por seu “esporte” estar perdendo terreno para o ufc, e injuriado pois segundo ele o “boxe é uma arte”. Imagina eu indo para o conservatório de música de Ponta Grossa dar aula de flauta com esta frase atravessando a cabeça!?! Será que não entendi nada até agora e, no fim das contas, eu e o Maguila amamos o mesmo campo semiótico, ou seja, temos mais que simbiose, temos semiose, além de nossa óbvia simiose?

E o que pensar então de algo como o ufc? Para mimo, digo, para mim, se querem lutar num ringue até sangrar ou quebrar um osso só pelo prazer da luta, acho justo este prazer, mas que chamem de luta, na verdade nem interessa um nome, sei lá, um fetiche... mas não vendam isto como esporte às nove horas da manhã na Rede Globo! O cara lá da Ana Maria Braga era professor de educação física e largou a docência para ser “atleta” do ufc! Que orgulho né Rede Globo! O marginal que conseguiu seu espaço... o cara lá falando ao vivo para todo o Brasil até mandou lembranças aos ex-alunos e colegas qua agora são seus fãs!!!!! Porra galera, isso é falta de filosofia nas faculdades! Como que um cara desses passa pela faculdade e resolve praticar e ter como profissão a luta, literalmente a briga? Até pode ser legítimo o desespero dele em finalmente ganhar dinheiro grosso, mesmo que seja em brigas semi-organizadas. Agora, não posso conceber o ufc sendo vendido na Rede Globo, canal que sabemos ainda um dos mais assistidos, senão o mais assistido deste país; ufc divulgado como esporte e o boxe com pretensões artísticas, nove horas da manhã no programinha de variedades concebido para as donas de casa nascidas entre os anos c.476 e c.1789 da era comum![1] E a apresentadora bizarra ainda acaricia com a ponta dos dedos a orelha já deformada de um dos “lutadores” convidados ao programa. Mas afinal, o que é uma orelhinha hoje em dia...

Essa Globo está mesmo desesperada. Será que eles não acreditam na programação do Canal Futura? Que absurdo Rede Globo! Que decadência! Enquanto num canal temos problemas legítimos de nosso tempo, em outro voltamos há mais de dois mil anos às arenas de gladiadores! Quanta irresponsabilidade passar isso num país que tem sua educação tão precária! Por favor, voltem ao futebol, ao vôlei, à natação, ao atletismo, ao esporte espetacular. O que querem com esta banalização da violência? Até onde pode ir? Leiam com urgência Hannah Arendt, filósofa que escapou por um triz da loucura nazista, para entender um pouco mais sobre a banalidade do mal: http://pt.wikipedia.org/wiki/Banalidade_do_Mal





E galera, se quiserem ir no sublime das coisas, na arte, procurem em lugares férteis, lugares já descobertos por nossos ancestrais: a música, a pintura, o poema, o conto, o cinema, a escultura, o desenho, a fotografia, a dança, a capoeira, o teatro, no grafite... Temos tantas maneiras de nos perdermos nos prazeres do sublime, de nos arrepiarmos... Usem expressões como “maravilhoso”, “arraso”, “lindo” para coisas que mereçam!

Ouvi o seguinte elogio ao ufc: “Nossa, o fulano de tal humilhou, brincou, arrasou com sicrano.” – Tomara que a moda violenta do vale-tudo não viole outras instâncias, na sala de aula, no escritório, nos negócios, na relação com o outro, com o desconhecido, tomara que não piore ainda mais o modus procedendi dos policiais e do Estado... ALERTA!!! A história já mostrou que isso não é difícil de acontecer quando a violência entra na moda... Será que os fãs e os participantes do ufc não desconfiam da bomba implícita? Ei vocês!!!! Acordem!!!!

Que conveniente para os organizadores colocar fulano de tal com experiência X lutar com sicrano com experiência Y. O único critério é o peso do “atleta”? Aí eles ficam naquele pedantismo de fazer sauna, de não comer, ou o contrário, para chegar ao peso exato, pedantizados grama a grama?!?

Alguém pode imaginar um grande gênio criador da humanidade gozando no Coliseu Romano ou na arena ufc? Porra!!! Já passamos por tantas violências na nossa história humana, para quê voltar tão longe na crueldade e dar tanto azar ao acaso para que novas violências apareçam ou velhas violências REapareçam?

Vamos atrás e divulgar os grandes! Vamos seguir e buscar e nos entreter com vida, com amizade, arte, solidariedade, ciência, vamos em busca do desconhecido, vamos ser criativos, ativos na criação! Não vamos rir e exaltar a humilhação mediada por dinheiro! Não façam o que já faz uma boa parte da classe média americana!

Incrível, vivo numa época onde fumar o cachimbo da paz dá tapa na cara e cadeia enquanto brigar e sangrar na TV dá status de herói...

Ei galera, vamos pra frente! Vamos dançar rúmbia!!! Vamos cantar um reggae da tainha, tocar um choro, chorar um samba rock, deixar o jazz mais cool, soprar fogo por uma flauta, atordoar com um pincel e com uma câmera, fingir-se Pessoa e ser poeta, vamos fumar, beber, dançar e comer pizza... Pra mim UFC com letras maiúsculas ainda significa Universidade Federal do Ceará. DESLIGUEM A TV, MUDEM DE CANAL E RECLAMEM, DENUNCIEM SEMPRE QUE VIREM CENAS DE VIOLÊNCIA EXIBIDAS EM PÚBLICO!!!! Não vamos deixar essa violência mutiladora ser normal, não vamos deixar essa violência se tornar um programa de sábado à noite!

leandro gaertner
curitiba, 28 e 29 de agosto de 2011.

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[1] Seria lindo transformarmos a marcação do tempo como a conhecemos hoje, e me refiro especificamente à alteração do ano zero, do ano ponto de partida do calendário, tirar o ano zero deste construto chamado “nascimento de cristo”.


Sugiro pensarmos num outro evento, sugiro pensarmos num evento global e não num evento cultural tão restrito no pensamento contemporâneo. E quando falo evento global me refiro a um evento do/no planeta ou visível a partir de nosso planeta, tipo um evento natural, independente das culturas da Terra para acontecer, e portanto comum a todos nós. Isso seria mais justo com as culturas e indivíduos que não compartilham o mito dos cristãos.

Mas tenho desconfiômetro histórico e sei que isso é utópico, visto que ainda estamos nas arenas do passado...

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PS: fiquei com um pouco de remorso, como alguém que comete uma injustiça, neste caso à apresentadora Ana Maria Braga, este pobre fantoche descriterioso mas cheio de emoções humanas como todos nós e que, há pouco mais de um ano atrás, apresentou o maravilhoso texto do astrônomo Carl Sagan (O pálido ponto azul) ao vivo... Está aí um exemplo de discussão que me preenche. Por quê é tão difícil manter este tipo de discussão na TV de massa? Por quê, para quê se contradizer tanto, topando algo como o ufc apenas um ano depois? Será que ela toma faixa preta? Será que o salário compensa?...

http://www.youtube.com/watch?v=6s784gumwbw&feature=feedlik

terça-feira, 17 de maio de 2011

“músicas e silêncios”

Rua Antônio da Veiga c/ Max Hering
Blumenau, sábado à tarde

SÓ MÚSICA, SEM SILÊNCIO

SÓ SOM, invasão invencível, invisível

insensível, exaurível, exaustível, incansável,

implacável cavou meu ser ao longo da tarde,

até finalmente desligar a música, músicas

e ainda restar um muro de motores.

Ilhados em Blumenau, cercados por combustível

por hora inesgotável,
motores a conta gotas, com passos um por um.

~

A música vem do silêncio

Silêncio. Silêncio. Silêncio por favor.

Vamos nos ouvir.

Vamos ouvir a música, ouvir música
mesmo quando parece não ser
música

Não há, Não Há música sem silêncio

~

As músicas vêm dos silêncios

Silêncios. Silêncios. Silêncios por aqui

Vamos ouvir, vamos nos ouvir

Vamos ouvir as músicas, ouvir músicas

mesmo quando parecem não ser músicas.

Não há. Não Há músicas sem silêncios.

~~~~~~


Leandro Gaertner
Blumenau e Itapema, 14 e 16 maio 2011.

Hoje acordei com o Sol alto

comi, cantei, andei, deitei embaixo de
uma árvore na beira do mar e olhei bem
para o Sol, protegido pelas folhas do coqueiro.

Estava, estive esticado no chão, corpo todo
colado, de frente, de lado, de costas
abraçado na Terra_aquecendo ao Sol.

Fui até um restinho de mato e com,
versos, conversando, numa conversa desenhamos
nas nuvens, a três seres em verso
versando aos risos, às palavras, ao silêncio
do universo...
que às vezes não sei o que é abismo e o que é capim.

Meus queridos na partilha do verso!
Cantei, soprei, toquei, flautei, Pan espiou de novos
por meus olhos e universou! Quanto fogo!
Quanto calor! Quanta vida!

:Disse Pan: Vai comer e dormir! E sentir,
e sentir muito, como os dias são curtos e raros.
Ao acordares já será noite...



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Leandro Gaertner
Itapema, 12 maio 2011.

segunda-feira, 16 de maio de 2011

Querido Pessoinha Atômica

Não quiseste o inglês? Oras!

Que danado és tu! Fiquei curioso,

me saiu fogo pelas ventas,

e suspirei

mas não muito, pois isso não me
importa muito

e suspirei, e pensei, pois é assim que
penso, por quê compartimentar o meu

Ser?

Sou todo questões: que que te valsastes

no português e no inglês e no português?

Vais pelos trilhos do ser e do estar?
To be
To be or not to be;

Toba.

To be = ser, estar!

É isto ou não é isto Pessoinha?

Ah! Deixa pra lá,

nem conheço inglês assim – tão bem.

Ficarei atento.


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Leandro Gaertner
Itapema, 12 maio 2011.

quinta-feira, 21 de abril de 2011

Páscoa, Cenoura & Bronze! "FELIZ FERIADÃO!"

Estamos na semana da páscoa e neste ano minha família faz um esforço em busca da Páscoa à moda antiga, da época em que éramos crianças. O velho folclore insinua-se como um coelho matreiro pelas minhas horas, a despeito da minha indiferença ao andar de pescoço encurvado na seção dos chocolates no super mercado e estranhamento sincero ao ouvir “feliz páscoa” da desconhecida funcionária. De minha parte também tem um esforço, o de continuar compreendendo a maioria das pessoas e este desejo de “feliz páscoa”.
Ao longo do ano ouvimos cerca de três “feliz alguma coisa” coletivos (natal, páscoa e ano novo) e um “feliz aniversário”, que é individual. Destes três momentos coletivos, o natal e a páscoa são oriundos de uma antiga tradição folclórico-religiosa, com variação de ritos de comunidades para comunidades, mudando de épocas em épocas. É bom lembrar que o natal dos cristãos se apropriou de antigas comemorações do solstício de inverno no hemisfério norte, presente em culturas antigas que influenciaram os romanos, como a persa e a hindu. Outras culturas ao longo da Terra também tinham e têm suas versões desta festa que, na origem de todas, é a vitória da luz sobre a escuridão, do retorno do Sol. Ou seja, é no solstício de inverno que os dias voltam a ficar mais longos e na Roma pré-natal, onde este mesmo Sol já brilhava, não era diferente: a alegria continuava com as homenagens ao Sol Invictus. Depois disso, já sabemos onde as comemorações do solstício foram parar dentro da mitologia cristã e, centenas de anos mais tarde, nas sociedades contemporâneas. Nem a estrela do alto da árvore de natal é párea às mágicas caridosas de Noel, à neve de algodão e ao Mitsubishi em laços vermelhos no meio do shopping.
A páscoa de hoje também tem origens semelhantes. A simbologia de “passagem” ou “ressurreição” que herdamos também da mitologia cristã, antes de tudo é a passagem do inverno para a primavera no hemisfério norte, no mês de abril, mais uma vez um ciclo de vida na Terra. Podemos verificar comemorações de início de primavera em diversas culturas antigas, tão antigas quanto o Homem. E mais uma vez vemos esta “passagem” e “renovação” da vida se transformando: já conhecemos bem o mito cristão e, algumas centenas de anos mais tarde, onde esta “festa da renovação” foi parar nas sociedades contemporâneas. Prometo que entrei num restaurante decorado com cenouras de pelúcia e demorei alguns minutos para entender que aquela era a decoração de páscoa.
Este ano, visto que um encontro familiar pascal se aproxima, fiz um mini flashback para lembrar onde estive nas últimas páscoas... Nos dois últimos anos estava em viagem: em 2009 estava em Recife e nos dias pascais fui até Gravatá, no interior de Pernambuco; em 2010 só me dei conta da páscoa quando entrava com Ana Paula na igreja de São Eustáquio em Paris para ver um concerto de órgão às 18 horas! “Putz! Hoje é páscoa!”- dissemos juntos e surpresos na frente de um cartaz de páscoa colado na porta da igreja. Em nenhuma destas páscoas lembro de ter pensado em chocolate, ou ovinhos, ou coelho, ou cenoura, ou muito menos em cruz. Já da páscoa de 2008, não lembro absolutamente nada. Sei que é difícil, e até bobo, ficar neste exercício de memória de encontrar as páscoas individuais ano a ano. Isso não importa tanto... O que me interessa, e que me chamou atenção nesta história toda, é ter passado duas páscoas praticamente sem pensar em páscoa, apesar da euforia pascal dos chocolates e das insistentes missas da minha infância. Não sei, talvez não tenha colado algodão o suficiente nos coelhinhos da páscoa na aula de “artes”...
Afinal: o que desejamos quando dizemos feliz páscoa? É a renovação da vida na Terra que desabrocha após um longo e frio inverno? É a ressurreição do Homem simbolizado no mito do Cristo ressuscitado? É a fertilidade simbolizada nos coelhos? É o renascimento simbolizado nos ovos? E essas renas natalinas? E essas cenouras pascais? Apesar de estarmos no hemisfério sul e a primavera só começar em setembro, acho que tudo isto pode ser “páscoa” para as pessoas de hoje. Na prática, digo com uma dose de humor que talvez esta renovação pascal seja mesmo uma renovação das forças graças ao feriadão. Acho que quando escuto “feliz páscoa” devo estar escutando “feliz feriadão”.







Não custa nada incluir uma pequena citação do Álvaro de Campos:




"Come chocolates, pequena;



Come chocolates!



Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.



Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.



Come, pequena suja, come!



Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!" (Álvaro de Campos)




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Leandro Gaertner
Itapema, 21 de abril de 2011.

terça-feira, 12 de abril de 2011

o massacre do realengo

Não sei nem por onde começar. Mas serei breve.


O biólogo Richard Dawkins escreveu seu livro mais conhecido “DEUS, UM DELÍRIO”, impulsionado pelos ataques terroristas de 11 de setembro de 2001. Naqueles dias, ele se viu encurralado, junto com outros seres esclarecidos, num terrível mundo fantástico onde gente aprende a pilotar avião, não acredita na própria morte, não acredita no próprio fim, sequestra um grande avião com passageiros e mergulha contra um prédio. Todos nós conhecemos bem esta história, vimos pela TV acontecendo ao vivo.


Quando vi pela TV RECORD as imagens da escola onde aconteceu o massacre, com imagens feitas minutos após a morte do assassino, com uma criança ainda agonizante no chão, um outro menino chorando com um tiro na barriga, pais desesperados, o assassino morto nas escadarias... Demorei para entender o que estava acontecendo, e imagino que não fui o único. As minhas primeiras perguntas foram: “De onde vêm estas imagens? Por quê ele está filmando? Como ele consegue filmar?” Perguntas que fiz ainda entorpecido pelo que estava vendo. Perguntas que agora considero até ingênuas perto da crueza que mostravam. Enquanto via as cenas cruas não conseguia parar de pensar em 11 de setembro, porque já tinha lido a carta deixada pelo assassino. Enquanto via as imagens daquele terror extremamente bem filmado, o fictício se misturou ao não-fictício de um jeito novo, único, e tudo veio num turbilhão em formigamento, todo meu ser experimentando uma nova realidade. Aquele absurdo não era ficção, não era um filme! Nós vimos o sangue escorrendo pelas costas de uma criança em agonia no chão. As pessoas não sabiam o que fazer. Ninguém poderia saber. Nós vimos o terror de 11 de setembro, nós pudemos ver o terror na escola do Realengo.


Sabemos que o que o assassino fez não cabe numa explicação. São infinitas variáveis contidas em 23 anos de inacessível singularidade para explicar alguns minutos. Não poderemos explicar e nos aliviar. Só nos resta ver fragmentos do resultado de sua ação e perguntar. Perguntar. As perguntas nos levam a outros novos lugares, e talvez alguns destes lugares podem ser menos dolorosos.


Sabemos que a maioria das vítimas são meninas. Por quê ele atirou mais em meninas do que em meninos? Ele escolheu atirar mais em meninas? Por quê deixar uma carta? Por quê naquele dia? Por quê naquele horário? Onde ele morava? O que vestia? Por quê? Ela já havia externado alguns sinais do que pretendia fazer? Quem conhecia ele? Como ele era? O que falava? O que escrevia? O que não falava? Traços esquizóides já haviam aparecido antes? Quantas vezes? Em que momentos? O que ele fez no dia anterior? Qual a conversa dele na hora de comprar as armas? Podemos ficar perguntando por muitas linhas... Já estamos fazendo isto, já estamos conjecturando, respondendo e criando novas perguntas. Fizemos isto durante esta semana e continuaremos por muito tempo. É bem provável que continuaremos por muito tempo mesmo, pelo menos sempre que aparecerem novas notícias singulares destes 23 anos de existência do assassino.


Porém, este ato na escola do Realengo tem um aspecto que nos chama a atenção em especial: o assassino deixou uma carta com muitos detalhes de sua singularidade. E é por causa desta carta que não paro de pensar no ato dos terroristas em 11 de setembro. Esta carta é e será certamente o centro das atenções na tentativa de explicar. É a ferramenta menos ruidosa para chegarmos em algumas especificidades deste indivíduo.


Uma especificidade salta aos olhos na primeira leitura, já nas primeiras linhas e já ali me levaram a fazer o paralelo com o discurso produzido em torno do 11 de setembro: o assassino do Realengo não considera sua morte o fim de sua existência! Isto também acontecia com os terroristas do World Trade Center. Associar o massacre do Realengo a um ato de terrorismo, coisa que muita gente está fazendo, é um detalhe importantíssimo. Será que este assassino estava num surto esquizofrênico? Todos os terroristas estão em surto esquizofrênico? Será que este assassino se via como um terrorista? Quem seria mais perigoso com uma arma na mão em surto esquizofrênico: alguém que entenda a morte como o fim de sua existência ou alguém que entenda que depois da morte iremos para um outro lugar? Certamente os dois casos são perigosos, mas pela carta já sabemos o que alguém do segundo caso pode fazer. O assassino deixa explícito na carta que estava indo para a morte certa e têm vários planos para uma existência pós-morte, dentre eles o de encontrar seus próprios pais já mortos. Acho que ele queria mesmo era reencontrar sua mãe.


É claro que a totalidade da humanidade faz algum tipo de plano para uma existência pós-morte. E quase a totalidade dos seres humanos, pelo menos no “discurso para o outro”, vê esta nova existência como uma existência de fato: aí, as versões desta nova fase depois da morte são infindáveis e pululam a humanidade desde os dias que nos demos conta que todos vamos morrer. Versões que vão de espíritos reencarnados de outras vidas a almas no paraíso, de energia vital vagando pelo cosmos a fantasmas, anjos e demônios que podem nos ver de onde eles estão!? Porém, acredito que, lá no fundo, longe deste “discurso para o outro”, a maioria da humanidade contemporânea planeja sua existência pós-morte mais pela “memória que vai ficar”, como filhos, amigos, alunos, obras de arte, ideias, construções, invenções, livros, empresas, impérios que podemos deixar com nossa existência; “a memória que terão de nós”... Lá no fundo, a maioria sente que viver é um grande mistério e é uma chance única, uma grande sorte na infinidade de eventos do universo. E por isso a morte nos comove tanto. E choramos. Nós, nossa condição, único animal que sabe que vai morrer. Nossas certezas: o nascimento como início e a morte como fim, a vida como intervalo entre a inexistência e a ex-existência, entre a potência e a memória.


Será que teríamos um mundo menos perigoso se não criássemos tantas fantasias pós-morte no “discurso para o outro”? Que efeitos gera um discurso tão fantástico, como o do reencontro com os pais mortos, no pensamento de um indivíduo sujeito a surtos esquizofrênicos? Que efeitos gera a certeza de um paraíso pós-morte em indivíduos com armas, bombas e aviões dominados por uma ideologia política?


Que efeitos gera esta fantasia em indivíduos não dominados por uma ideologia política? Que efeitos gera esta fantasia da existência pós-morte em indivíduos não sujeitos a surtos esquizofrênicos?



Pela carta que o assassino do Realengo deixou podemos supor algumas coisas:


Ele estava angustiado e ansiava reencontrar sua mãe morta. Nunca tivera relações sexuais e por isso se considerava puro e casto no mais tradicional clichê cristão e de outras crenças monoteístas, como o islamismo ou judaísmo. Acreditava que após a morte teria uma existência de fato. Tinha que morrer para reencontrar sua mãe, mas não poderia simplesmente cometer o suicídio, pois isto significaria a perda de sua pureza, afinal, “Os suicidas não entram no reino dos céus...” Logo, ele tinha que se fazer matar.




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Leandro Gaertner & Ana Paula Pereira

Itapema, abril de 2011.

terça-feira, 22 de março de 2011

(=== No Labirinto dos Espíritos ===)


Preciso expressar meu profundo mal estar ao ouvir a conversa, a lógica e a argumentação de dois bons amigos sobre suas crenças no Espiritismo. Agora, no início deste texto, penso que minhas ideias não devessem chegar por enquanto aos seus olhos. Não sei se seriam bem vindas visto o grau de envolvimento deles, da construção do seu próprio bem estar no mundo dos espíritos. Talvez no final, nas últimas linhas deste escrito já terei conseguido coragem o suficiente para apresentar minhas observações críticas a eles: dois amigos músicos que tenho enorme apreço e verdadeiro carinho. Talvez por isso meu mal estar: de assim vê-los de olhos tristonhos percorrendo de mãos livres e olhos abertos um gigantesco e fantástico labirinto. É mais provável mesmo que eu coloque este texto dentro de uma garrafa e o lance no mar, esperando que um destes amigos o encontre numa das encruzilhadas do seu labirinto.
Há uns 8 anos, um deles já havia me explicado, por vontade própria, toda a lógica de funcionamento do “vai e vem” dos espíritos durante as várias vidas. Lembro que eu simplesmente deixei ele falar. Lógica do Espiritismo que pude rever assistindo o filme “Nosso Lar”; confesso que estava curioso para ver os efeitos visuais de uma produção ficcional brasileira. Assim, tenho uma noção de como é articulada a crença nos espíritos, nos estágios de evolução, na reencarnação. Ao reencontrar nesta semana este velho amigo, e mais outro que, para minha surpresa, também lançou seu bem estar no mundo dos espíritos, vi, novamente para minha surpresa, que a episteme espírita ganhara terreno, ela alargou-se e espalhou-se como fumaça em seus pensamentos.
Notei uma exagerada dependência da lógica espírita para explicar as coisas mais improváveis, como a vida de Richard Wagner, o talento de um aluno de flauta, a obsessão pela perfeição de um técnico em reparação de instrumentos de sopro. Tive a impressão que, para estes meus amigos espíritas, tudo em uma pessoa, os traços da personalidade e o comportamento das pessoas, a fala das pessoas, mesmo o humor, as conquistas, as escolhas, as derrotas, a coragem, os medos, a ousadia, a covardia, as decisões, as alegrias e as tristezas, o choro, o riso, o desespero, a felicidade, enfim, toda a variedade da vida humana pode ser explicada e compreendida pela lógica dos espíritos. Não importa a acrobacia argumentativa que precisa ser feita para que as peças se encaixem. Notei que isso nem era cogitado por eles. Via neles um verdadeiro esforço para adaptar esta inadaptável variedade humana à teoria do Espiritismo. Com os olhos em angústia, procurando por uma explicação às coisas, ficam lá quase sozinhos andando por seu labirinto, com as pistas de um mapa borrado. Contraditório ao menor questionamento. Um pesadelo sem fim.
No fundo tudo não passa de uma defasagem enorme de leituras. E isto vale para os outros tipos de crenças no fantástico, desde o judaísmo, astrologismo, cristianismo, islamismo, energisismo... Suas leituras passam longe da crítica de Nietzsche à invenção do homem bipartido em corpo e espírito, por exemplo. Suas leituras passam a toque de caixa por Wittgenstein e suas considerações sobre a linguagem: gnomos, anjos, deuses, Deus, fantasmas, espíritos, dragões, santos milagreiros, fadas... Podemos falar destas figuras, mas isto não significa que elas possam existir! Afirmar que elas existam não passa de mal uso da linguagem! Afirmar sua existência é a criação de um falso problema. Como surgiram estas figuras? Como surgem estes nomes em nossa linguagem? Por quê elas surgiram? Por quê precisamos delas? Por quê umas desaparecem e outras persistem? Por quê nos dirigimos a elas? Por quê umas nos parecem mais infantis e outras não ousamos abandonar mesmo adultos? O que é cultura? Como? Por quê? Qual? Quais? Estas são perguntas maravilhosas e eu poderia continuar a formulá-las por muitas e muitas linhas. Adoro provocar os crentes, é um luxo dos hiperbóreos[1]. Alguns me contra-argumentam: “Você acredita em Papai-Noel? Mas ele existe, não existe?” (pergunta contra-argumentativa provavelmente ensinada nos seminários hoje em dia) E eu respondo: “Existe sim. Mas eu também posso me fantasiar de Diabo, de Anjo, de Deus (neste caso botar um fraque e reger a OSESP), de Gnomo...” Tudo isto é mal uso da linguagem! Alguns problemas surgem pelo mal uso da linguagem. Suas leituras passam longe da luta de Darwin, dos esforços de Dawkins, da vida de Dewey, de Thoreau... Ai, ai... Se penso a quantidade de gente ignorada chego a ficar triste! Preferem um Xico Xavier, um Paulo Coelho e outras máquinas caça-níqueis, exploradoras autômatas das fraquezas humanas!
Sem refletir muito, afirmo que o Espiritismo me soa como um extremo deste homem bipartido que Nietzsche criticou com tanto ardor há mais de 120 anos: galera, por favor, estamos falando de uma forma de vida espiritual independente que pode ir de corpo em corpo, de vida em vida, um mundo completamente desligado da variedade complexa da natureza! Você espírita realmente pode conceber que esta riqueza que nos cerca e nos chega por vários sentidos todos os dias de nossa vida poderia se repetir, ou se preservar em qualquer forma que seja e assim se transmutar em um novo corpo, numa nova vida através do tempo e do espaço? Você acredita que uma energia, ou um espírito pode manter uma linguagem, uma memória pós-corpo-morto? Isto é um extremo corrompido da já então corrompida (de nascença) lógica cristã. E judaica, e islâmica. Todas estas lógicas confinadas nos seus respectivos labirintos, desconectadas da realidade. E o Espiritismo ainda tem um “Q” do sincretismo afro-brasileiro, com a fala com os mortos, a posse ou passe de espíritos, etc. Você pode acreditar que alguém, mais sensível aos espíritos que você, possa falar por seu avô, ou pai, ou mãe falecidos? Que alguém em posse de um espírito X pode chegar ao seu ouvido e sussurrar verdades específicas e exclusivas a você? Então você acredita que a variedade da vida pode ser passada de corpo em corpo, através dos tempos, como numa brincadeira de “passa-anel” espiritual.

Pare! Repare! Basta olhar, ouvir, cheirar, sentir, provar e pensar com atenção ao nosso redor, para se dar conta que o que temos é singular. E assim fico feliz e humilde.
Faça dos seus sentidos um receptor de 360°! Pense bem se esta riqueza pode ser xerocada. Fazemos parte do mistério. Em nós e através de nós o universo é consciente de si, pelo menos até onde for possível. Isto também é um mistério.
Meu amigo espírita disse que as pessoas que chegam ao Centro Espírita estão destruídas. A maioria delas numa tristeza profunda pela perda de entes amados. Eu concluo que desta forma é fácil sugestioná-las, fazer acreditarem com toda a força que realmente podem conversar com um morto, conversar com um ente amado que está num lugar melhor, e que um dia podem se reencontrar, ou que ele pode reencarnar... Como disse antes, não passa de mais uma releitura do velho paraíso. Estou quase me convencendo a ir numa “sessão de passe de espíritos”, para ver como afinal reagem e interagem estas pessoas.
Arrisco a dizer com uma dose de esperança que, no pensamento mais íntimo destes meus queridos amigos, na sua última centelha de razão que transparece em seus olhos angustiados, eles sabem que estão num labirinto sem saídas. E que do lado de fora o sol continua a brilhar e que a totalidade da vida no universo é um grande mistério, sem segredos. A vida é complexa, infinitamente mais complexa que um labirinto (que aliás é uma concepção humana), e por isso é tão maravilhosa. Sabe-se lá se eu também não estou num labirinto... Mas, no meu com certeza não têm espíritos. Ufa, ainda bem... Morro de medo de fantasmas.

Leandro GaertnerItapema, março de 2011.


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[1] Os hiperbóreos são um povo sagrado na mitologia grega, que habitava o extremo norte do mundo, “para lá das costas do Vento do Norte”. Porque sua terra era um paraíso impossível de se alcançar sem a ajuda dos deuses, só foram visitados por raros estrangeiros e por grandes heróis, que receberam maravilhosamente. Não conheciam a doença e viviam permanentemente em festa.

sábado, 5 de março de 2011

Muito Obrigado à Unidos do Tabuleiro

Não poderia dizer que sou um itapemense nativo, pois sou de Gaspar, indo morar em Curitiba e passo somente alguns meses por ano em Itapema. Mas também não poderia dizer que sou um verdadeiro turista, pois afinal minha família já tem apartamento em Meia-Praia há quase 20 anos e assim já me sinto também meio morador local. Estou talvez naquele lugar de meio termo, um veranista clássico, mas que também aparece no inverno e em alguns fins de semana, não daria pra dizer que moro na praia, mas não posso negar que meu coração já está aqui. Em Itapema também me sinto em casa. E com esta breve explicação começo meu pequeno texto de agradecimento à iniciativa de Itapema para este carnaval: a Escola de Samba Unidos do Tabuleiro!
Há uns dois anos já venho reclamando das opções de interação social na cidade, reclamação que talvez caiba a muitas outras cidades de nossa região. Saio andando pela Avenida Nereu Ramos e encontro barzinhos, alguns bem simpáticos, com a TV ligada, alguns com novela, outro com futebol, um outro num canal por assinatura passando cenas de acidentes... E as pessoas sentadas nas mesinhas, tomando seu chopp e vendo TV. Pessoas saindo de casa para ver TV? Onde está a interação social? Sair de casa e ir a um barzinho, a um restaurante é muito importante para a saúde de uma sociedade, é um lugar de recriação social, uma possibilidade real de interação entre as pessoas, ali podemos praticar o convívio, trocar olhares, trocar modos, sairmos um pouco de nossas bolhas e sermos sociais, característica primordial de nossa espécie. Na interação em lugares públicos como um barzinho ou uma festa podem surgir novas amizades, novas paqueras e, por quê não, novos amores. Sinto que uma TV ligada nestes lugares atrapalha o virtuosismo desta interação. A TV não interage...
Muito parecida com esta lógica da anti-interação são os pequenos grupinhos que se formam em torno dos carros com som literalmente ensurdecedor. Um som com volume tão forte que pode de verdade prejudicar o aparelho auditivo. Cria-se em torno deste carro uma pequena ilha com poucos conhecidos e amigos, sem contato com o mundo exterior, ou até mesmo numa interação competitiva de agressividade com o carro ao lado, que também tem o seu grupinho e mil caixas de som. Sem contar a invasão desta cacofonia em tantos lares da vizinhança. Andando pela Avenida Nereu Ramos em Meia-Praia vemos estes grupinhos, seja em torno dos carros, seja nos barzinhos em torno das TVs. Não poderia ser tão duro na crítica e dizer que esta situação não seja válida ou que nela não exista nenhuma interação, porém a impressão que predomina ao andar tranquilo pela calçada é de hostilidade, individualismo e tribalismo num sentido ruim. As pessoas não estão se vendo, nem se ouvindo. O outro não interessa, o outro não importa.
E esta impressão se acentuou ontem à noite, abertura do Carnaval de Itapema na Avenida Beira Mar. Este mundo agressivo, individualista e surdo foi ofuscado pelos músicos, passistas, fantasias e sorrisos da Unidos do Tabuleiro. Música ao vivo, festa pública na rua, de graça, onde foi possível dançar e ainda conversar, interagir com outras pessoas. Como se fala no lindo carnaval pernambucano: foi possível brincar o carnaval! Ontem brinquei o carnaval de rua em Itapema! Fiquei muito emocionado e agradeço muito às pessoas que tiveram a iniciativa, sejam da administração pública, sejam da comunidade. Parabéns e obrigado aos músicos, passistas e a cada membro da escola de samba!
Obrigado por alguns instantes nos poupar do som ensurdecedor, das caixas mecânicas, das conversas aos gritos, da música descontextualizada da cultura. Obrigado por abrirem uma brecha ao Samba, ao Frevo, à Marchinha, à Bossa, ao Choro, ao Boi de Mamão, ao Maracatu, ao violão, ao cavaquinho, ao pandeiro, ao canto, às danças, à expressão e à criatividade. Obrigado Unidos do Tabuleiro por ajudarem a comunidade a se divertir. As pessoas estão com sérias dificuldades de diversão. A diversão está ligada ao consumo, a gastar sempre muita gasolina e dinheiro. Ontem vi que podemos nos divertir em comunidade, ouvindo “Itapema é uma só”, diversão aberta a todos, sem surdez, sem distância, interagindo.
Tenho certeza absoluta que se Itapema souber aproveitar as boas ideias deste carnaval e ouvir com atenção a voz que fala mais forte e mais longe que o modismo efêmero, em poucos anos terá uma grande e boa festa popular em suas mãos, ruas e areias.

Leandro Gaertner
(Doutorando em Música e Musicologia - Université Paris-Sorbonne)


Itapema, 5 de março de 2011.

quarta-feira, 2 de março de 2011

...e São Pedro anuncia o 4° Rei Mago...

Já fazia um bom tempo que não pensava em escrever sobre Gaspar. Pra mim esta cidade continua lá, minha terra natal, sempre querida, fonte inesgotável de nostalgia pelo jardim e casa de tijolinhos à vista na Coloninha, pelo sítio da vó no Gaspar Mirim, pela corujinha branca que passeia entre a igreja e o coreto, pelo coro e pela banda, pelos parentes e amigos. Uma nostalgia amorosa e profunda, às vezes tocando as raias do desconforto causado pelo afastamento voluntário, com certeza não pior que o afastamento involuntário. Mas, neste texto não irei fazer uma ode ao meu amor por Gaspar ou pelo Vale do Itajaí (Vale que insistem ingenuamente em vender como Europeu), para isto teria que ir muito longe e extrair os cheiros dos paredões verdes ou o som do Rio Itajaí roçando o capim de suas margens. Este empreendimento devo deixar para outro momento. Agora gostaria apenas de tirar um sarrinho de uma figura diminutiva que acabo de conhecer e que parece ser o último assunto do peculiar trânsito gasparense.
De carro em carro, desde a fila que vem de Blumenau que começa a se formar na frente da Lince até o semáforo da Farropa. Desde a fila que começa, na melhor das hipóteses, no Alvorada e que vai impaciente até à faixa de pedestres na frente das escadarias da igreja matriz e que, por sua vez, disputa um lugar com veículos a conta gotas surgindo pela ponte, desde os carros que vão chegando pela rua Brusque e pela avenida Francisco Mastella, carros e caminhões que se encontram no trevinho da entrada de Gaspar e vão fazer fila quase até a lombada eletrônica da Círculo, por todas estas filas e tantas outras cheirando a combustível queimado parece que fala-se à boca pequena de um novo Rei Mago a girar a roda da fortuna de São Pedro. E que apesar de ser de Gaspar, andar pelo Belchior e não ser Baltazar é dado a fazer mágicas dignas das mais mirabolantes metáforas bíblicas, transformando a água em vinho, ou melhor, em cerveja.
Diz-se à boca pequena que este 4° Rei Mago é endinheirado, coisa própria de um rei. Que este 4° Rei Mago é misterioso e cultiva práticas obscuras em seus negócios, coisa própria de um mago. É um rei, e que apesar de servir-se das católicas barbas de São Pedro, do próprio santo padroeiro de Gaspar, não passa ele mesmo de um pequeno diminutivo bem à portuguesa do decaído império romano. Não serei explícito de propósito. Quem circula pelas ruas de Gaspar com carro a gasolina sabe a que diminutivo me refiro. Não posso acusar, não tenho interesse nisto. Mas posso cogitar e cogitar e serpentear e lançar tudo ao ventilador, coisa que o próprio 4° Rei Mago é um mestre.
Diz-se à boca pequena que este Mago foi visitar Belchior, na zelosa tarefa de comprar carvão para o churrasco de São Pedro. Belchior, fiel súdito do padroeiro da cidade, vendeu ao 4° Rei Mago o carvão pelo preço de 8 reais. São Pedro, embriagado e ensurdecido pelos fogos de artifício, álcool e vanerão comprou o mesmo carvão do 4° Rei Mago por 14 reais. De tão contente com mais este bom negócio, o Mago subiu na bancada de madeira no meio da multidão, girou a roda da fortuna e gritou à plebe incauta: “Cerveja de graça!” Até onde se sabe, esta foi somente mais uma mágica deste diminuto, porém astuto Rei Mago, que também anda fazendo estripulia com a matemática financeira, declarando que 4X=X! Faz mágica também com a retórica, declarando-se vítima de assaltos. Deve também engrossar o coro na casa de São Pedro: “Piedaaaade... Piedaaaaaade... Piedaaaaaaaaaaade de nós.” Até escuto a voz do Cid Moreira:
“Ah Mister M...”

Seria um tanto poético os súditos cristãos de São Pedro jogando este diminuto Mago imperador romano aos leões do imposto de renda...




Leandro Gaertner
Itapema, 2 de março de 2011.

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Imagem: "O Apóstolo Pedro chora por ter negado Jesus". Centro spirituale “Le sorgenti” della Comunità Emmanuel a Lecce. Strada provinciale Lecce-Novoli, 23 - 73100 Lecce – Italia. © Cocessão do P. Marko Rupnik, Centro Aletti, Rome.

segunda-feira, 7 de fevereiro de 2011

Sobre o mistério, igrejas, órgão de tubos e aviões

A primeira vez que ouvi falar da relação entre órgão de tubos e aviões foi em mais uma aterradora história da Segunda Guerra Mundial. Naquele momento, organistas alemães eram convocados a pilotar os aviões da Luftwaffe, eram os civis de convocação prioritária devido à destreza e coordenação motora fina em comum, inerente a quem toca órgão de tubos e de quem pilota avião. Que situação! Quantos artistas devem ter se vistos forçados a entrar neste empreendimento a meio caminho do suicídio, à mercê da histeria coletiva!
Esta associação entre duas atividades tão distintas ressurgiu ontem quando estava na “The American Chuch in Paris” (A Igreja Americana em Paris), voluntário para uma tarefa nada comum na minha rotina: assistente de uma organista durante uma gravação. A minha tarefa era simples, somente virar as páginas e acionar cinco botões na hora certa, num momento que a organista não poderia fazê-lo, pois tinha literalmente todos os membros ocupados. Logo após a instrução e nosso pequeno ensaio a jovem organista americana me olhou com aquele olhar “Ça va?”, e eu só pude dizer que estava tão impressionado que não ia dizer nada. Fiquei tão impressionado que quase passei mal, fui ficando tenso e quase me deu febre. A moça era quase um polvo manejando três teclados e dezenas de botões, numa música muito complexa ritmicamente, e é claro, escrita em três pentagramas, as costumeiras pautas duplas de teclado para as mãos mais uma linha de baixo para os pés, do organista e compositor Gaston Litaize (1909-1991). A obra Prélude et Danse Fuguée, que me soou burlesca e giocosa (mas minha opinião quanto a isto realmente não é importante), saía daquele gigante instrumento de cinco metros de altura enchendo a igreja a ponto de deixar a organista ruborizada e ofegante. Fiquei impressionado pela destreza dela, pela rapidez de acionar tantos mecanismos enquanto fazia música e sua relação com a técnica. Com certeza ela seria capaz de pilotar um avião em poucos meses. Fiquei ainda mais impressionado porque, apesar de ser um apreciador deste instrumento e da música pensada para ele, me sentia muito distante de tudo.
Percebi como caminhei para outros lados, com minha flauta e minhas ideias. Vi como seria disparatado dizer “eu levo a vida no órgão de tubos”... Além disso, de início, já senti um certo estranhamento entrando na igreja. Confesso que começo a sentir um desconforto que ainda não sei bem de onde vem, mas desconfio que seja pela esquizofrenia do lugar. E este desconforto não é de hoje. De novo lembro o olhar externo da turba de visitantes na Sacre Coeur e Notre Dame, observando, fotografando e andando em torno da nave central da igreja onde estão os indivíduos imersos no culto. Não quero dizer que se trata de observadores conscientes e de observados inconscientes, porém se trata de observados imersos pelo prazer do mistério.
A maioria das igrejas de Paris, talvez da Europa, possuem uma extensa agenda de concertos e assim atuam nesta demanda dos músicos por uma sala de concerto centralizada de fácil acesso ao público e do público por concertos baratos. Na própria igreja americana que estive ontem têm vários cartazes de concerto, bem mais que eventos paroquiais propriamente religiosos. Isto é, os lugares de culto cristão já mesclam o seu público. Segundo uma reportagem do jornal “Libération” de 5 de maio de 2008, a Alemanha apresenta dados interessantes e uma calorosa discussão sobre o destino de igrejas vendidas: por exemplo, a igreja neo-apostólica de Neukölln (um culto cristão protestante dissidente fundado em 1863) foi vendida para a comunidade muçulmana sunita por 550 mil Euros. Em Berlim duas igrejas foram simultaneamente transformadas em mesquita. Em Milow (Brandenburg), uma igreja do século 18 foi vendida a um banco regional. A poucos kilômetros, em Gatow, a igreja de São Rafael foi deixada para uma rede de distribuição que a demoliu para construir um super mercado. Em Bielefeld, a igreja de São Martinho foi transformada num restaurante... (http://www.liberation.fr/monde/010180057-l-allemagne-deconcertee-par-la-seconde-vie-de-ses-eglises) Dá para imaginar as brigas, conjecturas e profecias que tudo isto tem provocado. Pessoalmente, aprecio uma saída para todas as construções do passado que tenham um profundo valor simbólico coletivo, como uma igreja: que se transformem em museus e salas de concerto, mesmo destino dos palácios e castelos! Quanto à transformação de igrejas em mesquitas é muito simples: saem os cavalos entram os camelos. As mesmas espadas, a mesma busca pelo mistério.
Quando entrei ontem à noite na igreja americana em Paris, apesar da beleza da construção e sobriedade da decoração, senti um desconforto, talvez não por mim, mas por tantos outros. Entre aquelas poucas luzes, silêncio, cantos escuros, mármore, madeira e altura vertiginosa das colunas lembrei do quadro “Noite de Luar” do pintor Isaac Levitan (ver imagem), que havia visto há poucas horas no meu computador. No momento em que olhei para as sombras das árvores, para o caminho noturno, as casinhas recuadas, quantos pensamentos ali perdidos e a imaginação se enchendo de mistério. Depois invadido pelo virtuosismo da organista americana que me apresentou paciente a complexidade da música de Litaize, um compositor cego... A realidade simples, crua e infinita. Há mistério o suficiente nas coisas reais.


Leandro GaertnerParis, 7 de fevereiro de 2011.

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Imagem: Noite de Luar de Isaac Levitan (1897)

sexta-feira, 4 de fevereiro de 2011

O som das florestas ancestrais


Quase sempre fui muito tolerante com o som. Com a música também. Pelo menos na vida adulta, depois daquela fase adolescente, quando aí sim era intolerante e praticamente só ouvia música europeia do século 18, sobretudo Bach e Mozart.
Mas, nesta vida adulta, na qual me considero hoje, sempre fui muito tolerante, na verdade condescendente com o meio sonoro e musical ao meu redor. Por exemplo, depois de dar aula de flauta o dia inteiro em Blumenau, era condescendente em esperar o ônibus pra Gaspar ouvindo uma rádio “qualquer coisa” saindo pelos alto-falantes do ponto na frente do shopping, ou condescendente (mas irritado) ao ouvir aquelas figuras rítmicas entrecortadas, invariáveis e em alta frequencia vazando do pequeno alto-falante enterrado na orelha de alguém sentado ao meu lado no ônibus entre Gaspar e Curitiba, condescendente com o som extremamente forte e aos peculiares repertórios escolhidos em quase todos os lugares de interação social festiva, também tolerante aos alto-falantes do caminhão do gás que me acordaram semanas a fio em Recife, condescendente ao padrão musical preferido de tantos conhecidos, na casa e no carro deles e até mesmo quando estes conhecidos vinham na minha própria casa. São raras as vezes que externei meus pensamentos e fui inconveniente: lembro agora que uma vez fui um tanto rude com a música de amigos e conhecidos que festejavam na varanda lá da casa de Gaspar, mas esta é sem dúvida uma rara exceção de uma conduta quase impecável de tolerância e paciência. Coisa que de fato resumem meu profundo respeito pelas escolhas e espaço dos outros.
Minha vida adulta, de estudo, atenção, pensamentos e amor pelos sons e pela música me levaram e me levam sempre para novas descobertas, novas paixões sonoras. Ainda lembro com exatidão quando o mosquitinho do Jazz me picou, numa noite de setembro ou outubro de 2001 na loja de discos no shopping Estação em Curitiba, também lembro do mosquitinho da flauta sinfônica que zuniu durante as oficinas de música de Curitiba, ou do antigo mosquito da flauta bachiana e mozartiana, do mosquitinho da flauta francesa do século 20, do revolucionário mosquito andino e, é claro, lembro do malicioso mosquito chorão que tem suas larvas lá nos sambas da minha infância com a Banda São Pedro, cresce nas partituras do Zequinha Abreu no livro do Mascarenhas, nas brincadeiras flautísticas de Altamiro Carrilho, nas leituras de Pixinguinha e vai completar seu veneno com o mosquito chorão francês nas rodas de Choro em Paris a partir de 2004. Minha audição é aberta, de pele sensível, e mais recentemente, fui picado pelo mosquito do Frevo e do Maracatu, exatamente num gole de cerveja gelada com a proa voltada para o vento vindo das ruelas do Recife Antigo no carnaval de 2009. Ana Paula também foi picada gravemente por um enxame de mosquitos do Côco... Desde então ela se controla para não aumentar a coleção de sandálias de couro. Pernambuco fez um bem incrível, nos fez. E ainda lá no sertão e na capital mora o mosquito do Luis Gonzaga...
Como disse, quase sempre fui muito tolerante às escolhas dos outros, afinal, cada um é picado pelo mosquito que lhes chega, se for o mosquito do Rei Roberto Carlos, paciência. E também sempre fui muito aberto aos novos gêneros musicais, novas culturas, tanto quanto sou aberto a novas amizades, como disse o grande guitarrista e percussionista Arismar do Espírito Santo sobre a improvisação em uma de suas composições: “Vale tudo galera!” Também sou desta opinião cósmica!
Porém, quanto à tolerância às preferências alheias, algo tem mudado nos últimos meses: se algo bom nos torna melhor, por quê algo ruim não nos tornaria pior? Em outras palavras, se ouvir algo numa intensidade apropriada ao nosso frágil aparelho auditivo é bom, por quê precisamos sentir dor em praticamente todos encontros sociais festivos? Ou então, como músico, eu sei (todos sabem) que a música de Bach é um exemplo sofisticado da capacidade humana, logo, é estimulante. Será que ouvir um cantor “sertanejo universitário” da moda nesta temporada (acho que agora a moda chama-se Luan Santana) não poderia fazer um efeito contrário? Como um efeito de desestímulo intelectual? A minha questão é bem prática: devo permanecer num local que considero desestimulante? Devo optar entre estar com as pessoas e ter minha potência desestimulada? Se for realmente preciso para minha saúde social esta interação desestimulante, eu poderia compensar, por exemplo, duas horas de balada desestimulante musicalmente com duas horas de música estimulante? (Obs.: é importante deixar claro que falo da nossa espécie e não de uma cultura ou camada social específica). Eu poderia anular duas canções de Bruno & Marrone com dois prelúdios de Chopin? Ou, para ficar em saldo positivo, teriam que ser dois prelúdios mais duas fantasias?
Não quero agora falar da indústria cultural, já sabemos disto. A verdade é que tenho sido menos condescendente e com medo da anti-musicalidade, ora, não posso permitir âncoras nos ouvidos e no pensamento. Sempre tento aprender, mas tem hora que não dá. Aí, estou com medo de desaprender. O que é o fenômeno em Itapema (e em tantos outros lugares), nos dias de virada de ano, de vários carros estacionados um ao lado do outro perto da areia da praia, com som alto tocando ao mesmo tempo? Em torno de cada veículo um pequeno grupo de pessoas dançando, certamente isoladas numa redoma sonora ensurdecedora e particular. Uma ilha ilusória criada à custa da demanda máxima do aparelho auditivo. Para quem passa à distância, andando perto da água do mar, resta uma paisagem sonora cacofônica. Parece que este hábito também ocorre nas praças e em certas ruas de cidades do interior. Para começo de conversa, isso é mal uso da tecnologia.
As pessoas ouvem música indistintamente e depois não sabem por que não conseguem dormir. É como ficar vendo filmes de muita violência e terror, mesmo que já esteja banalizada, esta violência vai atrapalhar. Passam duas horas e meia num barzinho tendo que gritar pra conversar e depois querem ter bons sonhos?
*
Esses dias em Paris, entre a nostalgia da mata atlântica e o silêncio surpreendente que esta cidade pode ter, prestei atenção em algo novo pra mim: o som produzido pelo nosso ouvido na ausência de som externo. Por exemplo, como quando estamos dentro de um estúdio isolado acusticamente ou em silêncio total deitado na cama. A ausência de som externo não significa um vácuo da percepção auditiva, não pelo menos pra mim. Mesmo num silêncio total, dá pra ouvir um conjunto de frequências sonoras atravessando a cabeça, os ouvidos, uma espécie de “chiado” muito sutil e intermitente. Provavelmente este “chiado” deve variar em cada indivíduo, mas deve estar lá. É como a prova que os ouvidos estão lá, mesmo sem os utilizarmos oficialmente para sons externos naquele momento. Como também sentimos os olhos quando eles estão fechados; até mesmo existe uma tênue variação da luminosidade com eles fechados. É a prova de que eles estão lá. No caso da audição, é evidente a necessidade deste “estado de espera”, enquanto estamos em repouso e no silêncio. Nossa audição 24 horas sempre foi uma de nossas maiores garantias de sobrevivência.
Para ter esta percepção com os ouvidos, basta existir um bom nível de silêncio externo e concentração. Neste silêncio, um som muito sutil começa a surgir, mas de repente pode se tornar uma verdadeira “pressão” na cabeça, algo do tipo: “estamos realmente vivos!” Posso descrevê-lo sem problemas como um “chiado”, mas ainda seria uma descrição limitada. Cada um pode descrever como quiser. O mais importante é que esta percepção se trata da percepção da audição em si, talvez pouco estimulada se comparada com a visão. Ao “ouvir” este som interno, também e talvez o "som da circulação do sangue", algo que poderia chamar de um jeito mais poético como o “som do ser”, estaríamos praticando uma audição bastante profunda e atenta. Conscientes deste som interno, podemos estar muitíssimo mais atentos aos sons vindos do exterior, mesmo os mais sutis, como o barulho das teclas deste computador, por exemplo. Também é bem interessante o som dos dedos coçando a cabeça, a audição combinada com o tato. Até o som mais corriqueiro pode ser percebido com maior riqueza de detalhes.
Depois de horas num ambiente com som muito forte, como uma boate noturna de repertório típico da indústria cultural de massa sendo propagado por tecnologia de ponta mal utilizada por um indivíduo pouco reflexivo auditivamente, quando nos deitamos enfim e exaustos na cama e no silêncio de nosso quarto, podemos ouvir com clareza aquele “apito” no ouvido. Agora penso que este apito é estranho ao chiado, é um intruso. O chiado estaria lá mesmo sem a exposição aos sons extremos da boate. Este tênue chiado, este “som do ser”, é que tem me apaixonado nestes últimos dias. Quando paro para escutá-lo com atenção, uma imagem sonora aparece: o “som do ser” se transforma em minha imaginação no “som da floresta”. Posso ouvir os sons dos morros em volta da casinha do sítio, um paredão da mata atlântica cercando todos os meus sentidos. Então mais uma vez me pergunto: sou eu que quero ouvir o “som da floresta” no meu ouvido interno? Sou eu que quero o “som da floresta” no meu “som do ser”? Seria este “som da floresta” uma “memória” do nosso aparelho auditivo inerente a todos os seres humanos? Seria o “som da floresta” o som mais ouvido por nossa espécie ao longo de sua história e assim transformando-se no “som do ser”? O que é imaginação e o que é percepção pelo aparelho auditivo? Onde os dois se encontram?
É claro que não posso responder a estas questões, mas confesso que sinto felicidade ao ouvir os sons destas florestas ancestrais no lugar mais íntimo e singular da minha audição. Fecho os olhos e encontro lugares tão amados, sinto até o cheiro e aquele arzinho noturno gelado das pirambeiras do sítio. Fecho os olhos e escuto as matas, as árvores, as folhas, os insetos, o vento, os pássaros, talvez seja até possível perceber um animal maior, os sons da lenha estalando no fogo e o cheiro de fumaça. Fecho os olhos e escuto as florestas ancestrais que não são somente minhas, são as florestas ancestrais de nossa espécie. E o som diz que viemos de longe no tempo e que no princípio e no fim, somos todos iguais.


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Leandro GaertnerParis, 3 e 4 de fevereiro de 2011.



Imagem: Silêncio (Odilon Redon)